jueves, 20 de marzo de 2014

Pastelitos de mochi con nueces y miso blanco


Hoy os mostraré como elaborar unos pastelitos de mochi de una forma muy sencilla, siendo esta una preparación muy conocida dentro de la macrobiótica y por supuesto, más aun dentro de la cocina tradicional japonesa, donde podemos hayar sus raices más profundas.
Pero antes de entrar en materia, quisiera aclarar que existen diferentes formas de preparar mochi de forma tradicional. Quizás la más conocida y extendida, es aquella en la que se utiliza como materia prima el arroz dulce o glutinoso, pero por supuesto existen otras formas de elaborar esta preparación, como la que os mostraré a continuación, donde cambiaremos el arroz glutinoso por harina de arroz integral, que aunque no es estrictamente necesario, debería ser fresca y recién molida directamente del grano integral.
Aprendí esta receta de manos de una de mis maestras, Toshie Nagashima, una gran persona que entre otras muchas cosas me enseñó como elaborar algunas preparaciones macrobióticas de forma totalmente tradicional, ya que durante el poco tiempo que pude estudiar a su lado, me inculcó grandes valores de su cultura japonesa, donde  la cocina parte de raices ancestrales, que gracias a personas como ella, siguen vivas en nuestros días.
Pero para aquellos que no conozcan nada sobre el mochi, les diré que su historia remonta a tiempos remotos en la antigüedad de Japón, y que a día de hoy, se sigue utilizando en muchas preparaciones culinarias dentro de la cocina japonesa, sobre todo en postres, todo y que también sigue preservando un gran valor cultural, siendo el mochi el protagonista de la festividad tradicional que tiene lugar para celebrar el año nuevo japonés llamada Mochitsuki .
A nivel nutricional, son muchas sus propiedades terapéuticas, pero sobre todo es imporante destacar que estamos ante un alimento áltamente energético, indicado para personas que sufren debilidad por frío interno, fatiga o cansancio, falta de peso o se encuentren en fase de recuperación tras haber padecido alguna enfermedad que les haya debilitado en exceso. Además de ser una fuente de carbohidratos de excepcional calidad, está libre de gluten, así que también es totalmente apto para personas intolerantes al gluten.
Para esta receta, todo y que parte de la base simple de la elaboración del pastelito de mochi, iremos un poco más allá, otorgándole un toque más adecuado para servirla como postre o incluso durante el desayuno, siendo perfecta para empezar la jornada con mucha energía. Así que utilizaremos para esta finalidad un poco de melaza de arroz y miso blanco que junto a las nueces le otorgan un punto más festivo pero a su vez muy nutritivo.
Es importante  recalcar, que si se pretende obtener un valor terapéutico de esta preparación, hemos de omitir toda melaza, fruto seco u otro condimento que pueda acompañarlo, centrando nuestra atención sólo en el mochi. Y como todo lo tradicional, también tener en cuenta que la elaboración del mochi sin ser difícil requiere su práctica, así que no hay que venirse a bajo si al principio tenemos algunos problemas para encontrarle el punto a la masa, o los pastelitos se deforman al introducirlos en el agua, o simplemente no nos quedan como esperamos. Y es que en la cocina como en la vida, todo es cuestión de dedicación y práctica, así que ánimo y a por todas!



INGREDIENTES
( A ser posible de procedencia ecológica y local)
Apto para celíacos

Harina de arroz integral ( También se puede uitlizar harina de arroz no integral)
4-5 nueces
1-2 Cucharadas de melaza de arroz
Miso de arroz ( Guen-mai miso)
Agua tibia

ELABORACIÓN

1. En primer lugar, elaboramos una masa, utilizando únicamente harina de arroz y agua tibia. Primero ponemos la harina en un recipiente adecuado, y a continuación vamos añadiendo agua tibia a la vez que vamos mezclando ambos ingredientes con ayuda de unos palillos chinos de cocina u otro accesorio similar.  La cantidad de harina y agua es muy relativa, ya que dependiendo de la medida que  hagamos los panecillos, y el número que queramos hacer de los mismos, necesitaremos más o menos harina y como consecuencia, también variará la cantidad de agua. Por esta razón, he dejado este valor en el aire, para que vosotros mismos experimenteis. Pero en todo caso, es muy imporante no pasarse con el agua, porque siempre estamos a tiempo de añadir más agua, pero si de entrada nos pasamos añadiendo mucha a la mezcla, la misma ya no podrà ser utilizada para la finalidad de la receta.

2. Una vez mezclados ambos ingredientes, amasaremos con ambas manos, hasta conseguir una masa como la que se muestra en la foto, que para que nos hagamos una idea, debería tener el tacto del lóbulo de la oreja.



Seguidamente, despedazamos la masa en diferentes partes iguales, a las que daremos forma de pequeñas bolas del tamaño de una albondiga más o menos. Acto seguido apretaremos con el dedo indice en su parte central superior, quedando finalmente tal y como aparece en la siguente foto.



Apunte: Antes de dar la forma final al trozo de masa, es importante amasarlo durante un buen rato, pasando la porción de masa de mano a mano, a la vez que se apreta con todos los dedos de la mano de forma enérgica. Esto dará consistencia a la masa y facilitará el que la misma quede más compacta, pero también le otorgará unas propiedades energéticas muy interesantes, dadas por la compactación y presión que ejercen nuestros dedos durante este proceso de amasado.

3. Ahora preparamos una olla con abundante agua y subimos el fuego hasta que la misma entre en ebullición. En ese momento, con mucho cuidado introduciremos los panecillos en el agua vigilando  que no se deformen. Este paso es extremadamente delicado y requiere un tanto de paciencia.
En cuanto a la cocción, sabremos que están listos cuando los panecillos salgan a flote, de lo contrario permanecerán submergidos bajo el agua. Una vez cocidos los sacamos del agua, los dejamos escurrir y los reservamos.

4. Ahora en un mortero picaremos las nueces  y añadiremos una cucharada de postre rasa de miso de arroz y dos cucharadas de postre de melaza de arroz. Mezclamos bien dichos ingredientes y los disponemos en la pequeña cazoleta que habiamos elaborado con nuestro dedo en el centro de cada pan de mochi, quedando el resultado tal y como se muestra en la foto de la cabecera de la receta.

Apunte: En mi caso, reservé las nueces, e hice la preparación de la salsa de miso y melaza sin ella, añadiéndola entera más tarde para dar un toque más decorativo a la receta, así que en realidad como podéis observar , cuando se trata de cocinar, imaginación al poder, así que sed libres y haced arte de vuestras preparaciones.

5. Servir a temperatura ambiente y a disfrutar!


Gassho!

Sergi Hogaku

( Fotos por Sergi Hogaku)