ZEN Y WABI SABY




UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN 
A LA 
MEDITACIÓN
 ZEN



"Zazen es difícil, lo sé. Pero practicado cotidianamente es muy efectivo para la ampliación de la conciencia y el desarrollo de la intuición. Zazen no solamente genera una gran energía, también es la postura del despertar. Durante la práctica no hay que intentar lograr lo que sea. "Sin objeto", es unicamente concentración en la postura, la respiración y la actitud del espíritu.
"
Taisen Deshimaru"

En ocasiones algunas personas me preguntan a cerca del Zen. Sus interrogantes son infinitos y en todo caso siempre perciben el Zen como una técnica de meditación a modo de relajación, haciendo un paralelismo con el Yoga o el Tai-Chi Chuan .
Pero dejando de banda algunos aspectos comunes, la práctica del Zen está impregnada de muchas connotaciones filosóficas que hacen del mismo algo más intenso que una técnica destinada a la meditación con fines terapéuticos. 
Cuando nos sentamos en la postura de zazen,  nos abandonamos por completo, con la única finalidad de reencontrarnos con nuestra mente original. No deseamos nada, no buscamos encontrar nada y tampoco pretendemos alcanzar algún estado de conciencia en concreto, sólo nos sentamos centrando nuestra atención en el curso de nuestra respiración y todos los puntos de nuestra postura.
No rechazamos, ni añadimos nada, sólo observamos sin observar y escuchamos sin oir nada en concreto, porque el simple hecho de sentarse en la postura del despertar ya lo representa todo.
Aquí dejo algunos conocidos escritos a cerca de la postura de zazen, que representa sin lugar a dudas el gran tesoro del Zen. Su práctica no debe llevarse a cabo desde la voluntad si no desde el compromiso con el hábito y la perseverancia, pues en si la voluntad ya forma parte del pensamiento que  debemos evitar mientras llevamos a cabo nuestra práctica. 

Sergi Hogaku

LA POSTURA


"Sentados en el medio del zafu (almohadón redondo), se cruzan las piernas en la posición de loto o de medio loto. Si ello no es posible, y se cruzan las piernas simplemente sin colocar el pie en el muslo opuesto, aun así es esencial que las rodillas empujen el piso. La columna vertebral bien derecha, el mentón entrado y la nuca estirada, la nariz en la misma línea vertical que el ombligo, se empuja la tierra con las rodillas y el cielo con la cabeza."




"Se pone la mano izquierda en la mano derecha, las palmas hacia el cielo, los pulgares se tocan, formando una línea derecha. Las manos descansan en los pies, los cantos en contacto con el abdomen. Los hombros están relajados. La punta de la lengua toca el paladar. La vista está puesta aproximadamente a un metro de distancia en el suelo sin mirar nada en particular."




LA RESPIRACIÓN

"La respiración zen no se puede comparar con ninguna otra, es muy antigua, en sánscrito se llamó 'anapanasati', solamente puede surgir de una postura correcta. Antes de todo se trata de establecer un ritmo lento, fuerte y natural, basado en una expiración suave, larga y profunda. El aire se expulsa lentamente y silenciosamente por la nariz, mientras que la presión debido a la expiración, baja con fuerza al vientre. Al final de la expiración, la inspiración se hace naturalmente. Los maestros comparan el aliento zen con el mugir de las vacas o con la expiración de un bebé que grita recién nacido."


LA ACTITUD  DEL ESPÍRITU

Sentados en zazen, dejamos que las imágenes, los pensamientos, las construcciones mentales, que surgen del inconsciente, pasen como nubes por el cielo - sin oponerse ni agarrarse a ellos. Como los reflejos en un espejo, las emanaciones del subconsciente pasan y pasan otra vez y terminan por desvanacerse. Y llegamos al inconsciente profundo, sin pensamiento, más allá de todos los pensamientos (hishiryo), verdadera pureza.
Esa actitud de espíritu surge naturalmente de una concentración profunda en la postura y la respiración, y permite así controlar la actividad mental, resultando una mejora en la circulación cerebral.
En efecto el cortex (sede del pensamiento consciente) descansa durante zazen, mientras que la sangre fluye hacia las capas más profundas del cerebro, las cuales se despiertan de un estado de somnolencia, ya que están mejor irrigadas. Su actividad da la impresión de bienestar, serenidad, calma, liberando totalmente despierto, las ondas cerebrales del sueño profundo 'alpha' y 'theta' (consulte con respeto a ese tema las investigaciones hechas en la universidad de Komazawa en Japón)

(fuente extraída de- http://www.zen-deshimaru.com)


WABI SABY, LA BELLEZA DE LA NADA...






El wabi sabi es el rasgo más notable y característico de lo que consideramos la belleza tradicional japonesa. A grandes rasgos, ocupa la misma posición en el panteón japonés de los valores estéticos que los ideales griegos de belleza en Occidente. Representa exactamente lo opuesto a los ideales occidentales de gran belleza como algo monumental, espectacular y duradero. No se encuentra en momentos de eclosión y exuberancia de la naturaleza, sino en momentos de asentamiento y principio. El wabi sabi no trata de flores maravillosas, árboles majestuosos o escarpados paisajes. Es lo intrascendente y lo oculto, lo provisional y lo efímero: cosas tan sutiles y evanescentes que resultan invisibles para la mirada ordinaria.





A lo largo de la historia se ha impedido deliberadamente la comprensión racional del wabi sabi. Casi desde sus comienzos el wabi sabi se ha asociado con el budismo Zen. En muchos aspectos, podría denominarse incluso el Zen de las cosas, puesto que ilustra muchos de sus principios espirituales y filosóficos.

Los primeros japoneses que tuvieron relación con el wabi sabi, maestros, sacerdotes y monjes, practicaban el Zen y estaban impregnados de su mentalidad. Uno de los principales temas de este pensamiento es un agudo antirracionalismo. En esta doctrina el conocimiento esencial sólo se puede transmitir de pensamiento a pensamiento, no a través de ninguna palabra escrita o hablada. El budismo Zen siempre ha recelado de los riesgos de lenguaje y lo ha considerado como el mayor obstáculo para una verdadera comprensión. La frase furyu monji, literalmente «no depender de palabras ni textos», denota el concepto Zen según el cual las palabras no pueden transmitir una comprensión profunda. Los que saben no dicen, los que dicen no saben. A nivel pragmático, este precepto está destinado a reducir las interpretaciones erróneas de conceptos que se prestan a malentendidos. Como consecuencia, se podría decir que se ha evitado cuidadosamente dar una definición clara y descriptiva del wabi sabi.

Bibliografía:
Koren, Leonard, Wabi-sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos, Sd Edicions, Barcelona, 2006.