lunes, 29 de febrero de 2016

La perseverancia y optimismo, dos grandes medicinas que no debes olvidar...



Como bien sabéis una de las cosas que más he llevado a cabo en este blog, es el compartir algunas de mis experiencias personales, o mejor dicho aquellas vivencias que creo pueden servir a otros que por la razón que sea, estén pasando por una situación similar a la mía.
Esta necesidad surgió ante la impotencia que tenía cuando yo buscaba información para resolver algún problema en mi vida y me deprimía al ver que en la red, si bien es cierto que hoy en día disponemos de una cantidad ilimitada de información, también es verdad que mucha de ella es totalmente contradictoria, poco fundamentada, nada creíble y en el peor de los casos incluso errónea!
Por esta razón ante mi frustración, decidí en su momento llevar a cabo mis propias investigaciones, poniendo sobre la mesa mis conocimientos sumados a los de aquellas personas que para mi podrían tener un buen criterio y experiencia en la materia que yo deseaba sacar a la luz.
En este caso nuevamente he vivido una experiencia que creo debo compartir con todos vosotros, ya que todo lo que se puede encontrar en la red sobre la misma es sencillamente un copiar y pegar de más de lo mismo, donde poco se saca en claro y al final, lo único que parece poder ser de ayuda es no hacer nada y esperar a curarse por medio de la gracia divina. Pero claro los que me conocen saben que no suelo rendirme con facilidad y prefiero sacar mis propias conclusiones de las cosas, no dejarme llevar por lo que dicen la gran mayoría.

EL COMIENZO

Mi calvario comenzó hace un mes y una semana, cuando entrenando me caí junto con un compañero, clavándome él ligeramente su rodilla en mis costillas. En un principio pude seguir con mi entrenamiento, pero poco a poco, empecé a desarrollar un dolor muy intenso entre la parte externa de mi pectoral derecho y las costillas situadas junto al mismo. Como el golpe había sido casi imperceptible no le di importancia alguna, pero durante la noche ese dolor se hizo cada vez más intenso y prácticamente no pude dormir esa noche a causa del mismo, a pesar de que no presentaba ni golpe ni derrame alguno. 
A la mañana siguiente noté que nada había mejorado y decidí entonces ir a urgencias, donde después de varias horas de espera me hicieron una radiografía (prueba que intento evitar siempre para no exponerme a radiaciones nocivas ). Al final después de otra larga espera, el médico apareció y me preguntó qué me había pasado, a la vez que toco un poco sobre la zona afectada ( sin tampoco poner demasiadas ganas todo hay que decirlo… ). Con total seguridad me dijo que tenía una costilla fisurada o un esguince intercostal, ambas lesiones muy comunes en deportistas, donde su curación es realmente complicada y muy lenta, por estar la lesión situada en una zona que abarca casi todos los movimientos del tren superior  de nuestro cuerpo, además de la imposibilidad de inmovilizar la zona tampoco. Así que me dijo que me olvidara de hacer deporte en unos meses y tuviera mucha paciencia, pues quizás podía necesitar un año entero para volver a estar a mi 100% y hacer vida normal.
Creo que no hace falta decir que en ese momento me invadió una tristeza que no puedo expresar con palabras aquí. Nada menos que despedirme de mi principal vía de escape, el deporte, que para mí había sido mi mejor terapia para superar todos mis problemas y además me permitía junto con mi alimentación, el estar muy saludable y en forma. Así que teniendo en cuenta que estaba entrenando unas dos horas diarias  ese diagnostico me cayo como un cubo de agua fría en pleno invierno.
Pero como suele ser típico en mí, cuando algún problema se cruza en mi camino, hay una primera fase de impotencia y shock, a la que le sigue casi instantáneamente otra donde intento buscar todas las soluciones posibles a dicho problema y tras escoger la mejor de ellas, la aplico junto a una gran positividad, pues creo mucho en el poder que ejercen nuestros pensamientos en todo aquello que hacemos y llevamos a cabo en la vida. Así que el mejor tratamiento para curarse de algo, comienza siempre en mi opinión, primero asumiendo y aceptando el problema como algo que nos pertenece y en segundo lugar poner una única meta sin concesión alguna, prometerse a uno mismo que aquello será algo pasajero en nuestra vida, que nos servirá para aprender algo, a la vez que nos permitirá ver nuestra vida desde una óptica muy diferente fuera de nuestra zona de confort, que es donde realmente podemos llevar cambios importantes en el enfoque de nuestra vida.
Así que nada más salir de urgencias, me prometí a mi mismo, que si todas las personas se curaban de esa lesión en varios meses o incluso un año, yo me iba a curar mucho antes y casi sin perder un segundo me puse a pensar en un plan de acción, para poder superar aquel nuevo obstáculo en mi vida.

LA ALIMENTACIÓN UNA PRIMER ASPECTO A TENER EN CUENTA

Como no podía ser menos en mí, lo primero que me vino a la cabeza fue preguntarme, cómo podía hacer uso de mis conocimientos de nutrición y Medicina Tradicional China, para curarme en el menor tiempo posible. Así que diseñé una dieta específica para lograr este fin, que prácticamente es la misma con algunos cambios que he llevado a cabo durante todo el tiempo que  ha necesitado mi cuerpo para sanarse por completo. Así que seguí las siguientes premisas:


  1. Empecé a trabajar con todos los antiinflamatorios naturales que conocía, y ni por asomo, se me pasó por la cabeza tomar cada ocho horas Voltarén o Ibuprofeno, como me aconsejaron en urgencias, con los que además de no solucionar nada, hubiera destrozado mi estómago a pasos de gigante, entre otras muchas cosas más. En su lugar me ayudé del jengibre, para mi uno de los mejores anti inflamatorios que podemos utilizar en casi todos los casos. En segundo lugar opté por la combinación de la cúrcuma y la pimienta negra, otro de los mejores remedios naturales con grandes y comprobadas propiedades anti cancerígenas y anti inflamatorias, siempre que ambos ingredientes se encuentran dentro de la misma preparación. De esta forma intentaría mantener bajo control la posible inflamación que tenía a nivel interno, impidiendo así que todo pudiera complicarse, además de aportar calor a la zona afectada.

  2. Pero si quería curarme en un tiempo record, tenía también que alcalinizar al máximo mi organismo, pues para aquellos que no lo sepan, cuando nuestro organismo esta ácido, todas las patologías y agentes nocivos para nuestro cuerpo se sienten como en casa, y nuestro organismo gasta una gran cantidad de nuestra energía, para intentar alcalinizar de nuevo el medio, así que por lo pronto, una persona que tenga una alimentación acidificante, tardará el doble o más en recuperarse que otra que tome alimentos más alcalinos, curisoso no ?. Pero además de ello esa energía que necesita, la extrae de los minerales que se encuentran en nuestros huesos, así que de entrada, parece lógico que si lo que queremos es fortalecer nuestros huesos y tejidos musculares, una de nuestras prioridades debería de ser sin duda alguna, eliminar todo aquello que pueda debilitar o dañar a los mismos. Así que lo primero que hice es eliminar de mi dieta todos los alimentos que pudieran crear acidez en mi cuerpo y en su lugar, tomar sólo alimentos muy alcalinos. Así que cada día tomaba entre 2-3 caldos de Mugi miso, que distribuía a lo largo del día, sin pasar de las cinco de la tarde, para asegurarme que no afectarían a la hora de dormir, ya que el Miso al igual que el jengibre activa considerablemente nuestro organismo.También antes de dormir tomaba un té de tres años ( kukicha ) + Kuzu, en una preparación muy espesa con la que en pocos días noté una mejora más que considerable, ya que ambos alimentos tienen unas propiedades terapéuticas increibles y a su vez son muy alcalinos ambos.
  3. En tercer lugar de nuevo para atacar directamente al problema, empecé a utilizar otro gran remedio natural, las compresas de jengibre, famosas por su poder anti inflamatorio y por ser las mejores opciones para tratar dolores localizados, ya sean musculares u óseos. Como el jengibre es térmicamente muy caliente, penetra a través de todas las capas de la piel y tejidos musculares llegando directamente a la zona afectada, mejorando todos los síntomas casi de inmediato, así como la circulación en la zona. En un futuro artículo voy a explicar como se preparan estas milagrosas compresas de jengibre y veréis lo sencillo que resulta tratar vosotros mismos, todo tipo de dolencias y traumatismos óseos y musculares con ellas.

MÁS TRATAMIENTOS PARALELOS

Además de todo lo referente a mi alimentación, sin lugar a dudas otro factor clave para mi pronta recuperación fue los diferentes tratamientos que recibí casi desde la primera semana en la zona afectada. 

Porque todo no podía ser negativo y lo bueno de trabajar en un centro de salud integral, es que todos los compañeros allí tocamos diferentes terapias y siempre que alguno tiene algún tipo de dolencia, uno u otro, se presta a ayudarle, ofreciendo sus servicios con la mejor intención y sin esperar nada a cambio, aspectos en las personas que valoro muchísimo desde hace años.

Así que mi buena amiga y administradora del centro Joe Olmo, enseguida se ofreció a ayudarme aplicando varias sesiones de radiofrecuencia Indiba sobre mi zona costal y pectoral, donde se concentraba todo el dolor.
Para aquellos que no saben sobre este novedoso aparato llamado Indiba, les diré, que en líneas muy generales, se trata de una radiofrecuencia monopolar que combina corrientes térmicas (aumentan el metabolismo de los tejidos, incrementando la síntesis de colágeno y elastina, favoreciendo la lipólisis o reafirmando) y eléctricas (reducen inflamaciones y equilibran), que llegan al interior de los tejidos a través de una serie de electrodos. Esto hace que se acelera tu propio metabolismo celular y que trabaje al 100% de su capacidad, casi nada!
Así que desde el primer día, por mucho dolor que tuviera, cada vez que salía de una de esas sesiones, notaba una mejora muy grande y una disminución del dolor localizado también considerable.

Pero sin duda otra de las grandes sorpresas y asombrosamente efectivas llego cuando un día me puse en manos de Alberto, un compañero del centro, Médico Naturista y Quiropráctico. Recuerdo que ese día estaba muy deprimido porque había estado de viaje durante cinco días en Budapest, donde  tuve una recaída muy grande y por primera vez llegué a pensar que nunca volvería a estar bien, porque después de dos semanas donde parecía que todo iba mejor, los intensos dolores regresaron con mucha intensidad.
Él que me notó muy preocupado me visitó y empezó a tratarme con movimientos de osteopatía, me puso imanes e incluso aplico algunos pases de Reiki ya que él es una de las pocas personas que tienen la cuarta maestría en esta disciplina en todo el mundo.
Mi asombro llegó al día siguiente, cuando al levantarme experimenté una recuperación asombrosa. El dolor había desaparecido en un 50% y había ganado mucha más movilidad, ya que mi lesión me impedía levantar los brazos.
Así que de nuevo a la semana me visitó de nuevo a la vez que seguíamos trabajando paralelamente con mi alimentación y radiofrecuéncias Indiba, llegando al punto en que después de un mes y una semana, mi lesión se había curado por completo e incluso, pude comenzar a entrenar, a un ritmo muy bajo, pero suficiente.

LA RECUPERACIÓN / EN LA ACTUALIDAD

Creo aun no puedo creer que en solo un mes y una semana he sanado una lesión como esta, pero claro, una vez llegado a este punto, siendo como soy amante del deporte quedaba algo muy importante que llevar a cabo, la recuperación. 
Un mes y medio sin entrenar en absoluto es mucho para un deportista como yo que entrena una media de dos o tres horas diarias. Para que os hagáis a la idea, un músculo pierde hasta un 30% de su fuerza tras sólo una semana sin entrenarlo. Así que en ese mes, había perdido mucha fuerza y masa corporal también, así que me decidí a diseñar otra nueva dieta, esta vez con la idea de ayudar a mi organismo a recuperarse con más rapidez y ganar de nuevo la masa muscular perdida.

Así que en la actualidad estoy llevando a cabo una dieta hiper-protéica, donde como unas seis veces al día, y consumo diferentes batidos antes y después de mis entrenamientos, utilizando solo proteínas vegetales 100% naturales, donde los químicos tienen el acceso betado a mi cuerpo ;-).  Me refiero a batidos utilizando como base las proteínas en polvo extraídas en frío, como las de guisante, espirulina y mi preferida, la de cáñamo! Hablamos de unas proteínas que no contienen lácteos, son totalmente naturales, no contienen gluten y lo mejor de todo, tienen una tasa de absorción algunas de ellas de entre un 90-95%, increible. Esto quiere decir que cuando ingerimos proteínas como la leche, la carne o el pescado. Todas ellas tienen una cantidad de proteínas, pero nuestro cuerpo necesita transformarlas, para poderlas sintetizar y en ese proceso se pierden muchas de ellas. Así que lo que no interesa no es saber cuantos gramos de proteínas comemos si no que parte de las mimas llegará finalmente a cumplir su cometido!! Por ello estas proteínas vegetales me encantan, ya que el cuerpo casi no necesita procesarlas, por ser las mismas casi 100% bio-disponibles !!!
Así que aunque solo llevo 8 días de recuperación entrenando muy duro de nuevo al 100% de mi rendimiento, ya he experimentado un gran cambio en el metabolismo de mi cuerpo y si no pasa nada, como mucho en dos semanas estaré de nuevo tal y como estaba antes de mi lesión.

CONCLUSIONES

La primera conclusión que quiero transmitiros, es algo que siempre he tenido claro, pero que ahora he vivido nuevamente de primera mano. 
Nuestro cuerpo tienen un gran poder de auto curación que no debemos subestimar en ningún caso, pues no existe mejor medicina que nuestra voluntad, perseverancia y ganas de vivir con plenitud. Así que el ser optimista e interiorizar nuestras enfermedades aceptándolas, nos hace dueño de las mismas, dándonos la posibilidad de ver el problema, como una vía de aprendizaje y crecimiento personal, no como un obstáculo en nuestro camino.
En segundo lugar, he podido ver que una buena alimentación, puede ser clave a la hora de recuperarse de cualquier amenaza para nuestro cuerpo, pues no debemos olvidar que somos aquello que comemos, y con nuestros alimentos, podemos mejorar o empeorar nuestra calidad de vida, así que tú decides!
Y por último comentar que si a primera vista, observé esto como una tragedia, a día de hoy lo veo como algo que me ha permitido, observarme desde una óptica distinta, donde si o si he tenido que poner un freno en mi vida y poner mi atención en otras cosas que sin darme cuenta había descuidado, no menos importantes! 
Esto me ha permitido desarrollar nuevos proyectos durante estos días, que seguro darán grandes frutos en el futuro. Así que no me canso de decirlo. Los problemas, son únicamente problemas porque los observamos como tal, pero si somos capaces de mirarlos fijamente y analizarlos con atención, nos percataremos que sólo existen en nuestra mente, ya que realmente la vida es aquello que nosotros queremos hacer de la misma, y todo lo que nos pasa, es sin más un producto que emerge de nuestros actos y decisiones previas, nada más que eso!
Así que a por todas y espero que este escrito os sirva a para entender que nadie ni nada, debe alejaros de vuestros sueños, ya que el que se cumplan o no dependen únicamente de vosotros mismos, así que...
¿A qué esperas para cumplir los tuyos? ;-)

Un abrazo fuerte!

Sergi Hogaku